Oración. A Dios?

jueves, 25 de junio de 2009

0 comentarios  

Señor, dame la facultad de no rezar jamás, librarme de la insania de toda adoración, aleja de mí esa tentación de amor que me entregaría para siempre a ti. ¡Que el vacío se extienda entre mi corazón y el cielo! No deseo ver mis desiertos poblados con tu presencia, mis noches tiranizadas cun tu luz, mis siberias fundidas bajo tu sol. Mas solitario que tú, quiero mis manos puras, a diferencia de las tuyas, que se ensuciaron para siempre al modelar la tierra y al mezclarse en los asuntos del mundo. No pido a tu estúpida omnipotencia más que respeto para mi soledad y mis tormentos. No tengo nada que hacer con tus palabras; y temo la locura que me las haría escuchar. Dispénsame el milagro recoleto de antes del primer instante, la paz que tú no pudiste tolerar y que te incitó a labrar una brecha en la nada para inaugurar esta feria de los tiempos, y para condenar así al universo, a la humillación y la vergüenza de existir.

El amor. La mentira mejor disfrazada...

1 comentarios  

Si en la jerarquía de las mentiras la vida ocupa el primer puesto, el amor le sucede inmediatamente, mentira en la mentira. Expresión de nuestra posición híbrida, se rodea de un aparato de beatitudes y de tormentos gracias al cual encontramos en otro un sustituto de nosotros mismos.

¿Merced a qué superchería dos ojos nos apartan de nuestra soledad? ¿Hay quiebra más humillante para el espíritu? El amor adormece el conocimiento; el conocimiento despierto mata al amor. La irrealidad no puede triunfar indefinidamente, ni siquiera disfrazada con la apariencia de la más exaltante mentira. Y por otra parte, ¿Quién tendría una ilusión tan firme como para encontrar en "otro" lo que ha buscado vanamente en sí mismo? ¿Un retortijón de tripas nos dará lo que el universo entero no ha sabido ofrecernos? Y, sin embargo, ese es el fundamento de esta anomalía corriente y sobrenatural: resolver entre dos -o mas bien suspender- todos los enigmas; a favor de una impostura, olvidar esta ficción en que flota la vida; con un doble arrullo llenar la vacuidad general; y -parodia del éxtasis-, ahogarse, finalmente, en el sudor de un cómplice cualquiera...

Emile Cioran